EL CAMINANTE
Juntó con paciencia los trozos de su corazón ensangrentado lastimado de tanto andar . Y los acomodó como pudo en el centro de su pecho . Ya se había ido esa sensación de vacío , la nada misma acomodada en su ser . Vaciló unos segundos y decidió seguir . Por momentos lo invadía la tentación de mirar atrás, a veces lo atormentaban miles de preguntas ¿Por qué? ¿Qué hice mal? Pero se había propuesto no mirar atrás , dejar de lado el pasado y seguir , solo seguir. El temple de su espíritu lo ayudaba en esa tarea que a veces parecía titánica, pues no era fácil caminar con el corazón ensangrentado, con heridas aun frescas, el alma fatigada y la mente llena de recuerdos , que a veces se convertían en ideas oscuras. ¿Y si me quedo aquí? ¿Y si me abandono? ¿Y si acabo este viaje de una vez por todas? Pero sus ojos no dejaban de mirar más allá. Entre ceja y ceja tenía el final del camino. Veía las luces de las farolas que le indica