BAILA
El baile le producía
una extraña fascinación
que la alejaba de las vilezas
de este mundo cruel.
La sumergía en un universo distante,
la llevaba lejos de las preocupaciones
y le dejaba un sabor de dulces en su alma.
Su cuerpo experimentaba
un trance chamánico
que encauzaba sus energías
hacia lugares a los que no podía llegar
de otra manera.
El cansancio nunca llegaba
y podía pasar muchas horas
inmersa en esa realidad ajena
pero que le daba seguridad.
Luego volvía al mundo real
aliviada, fresca y radiante
esperando una nueva oportunidad
en que la música se le meta
por los poros,
atraviese todo su ser
y haga vibrar de nuevo
cada célula de su organismo
creado para moverse al compás
del vertiginoso ritmo de la vida misma.
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