INOCENCIA ANIQUILADA


Se preguntó en qué momento
las miradas se transforman.
En qué maldito segundo de existencia
los ojos inocentes de un niño
Se convierten en la fría
mirada de un adulto.
Y la inocencia es aniquilada,
bombardeada y sepultada
en algún misterioso lugar.
El niño, ya no juega, ya no ríe.
Lo lastimaron y llora.
Desecha en llanto los restos
de una existencia cruel.

A veces sale de su habitación
a buscar el afecto que no tuvo.
Y allá afuera se encuentra
con gente mala.
Lo acarician, juegan un tiempo,
se cansan y lo echan.
“Salí de acá!”, y de nuevo
a la habitación
a abrigarse de soledades,
a sonreír cuando se le abre la puerta.
Pero a sangrar por dentro.

Sin embrago, un sueño lo alimenta
Algo queda. El niño se ilusiona.
Quizás algún día toquen la puerta,
y ya no haya llanto,
quizás el dolor desaparezca

y la felicidad lo abrace.

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