ELLA


La mujer que a mí me gusta sabe cuidarse
y tiene claro hasta dónde llegar.
Ella sabe que su mejor arma
es su palabra siempre acertada,
que su inteligencia no tiene límites
y que su generosidad va mas allá de sí misma.
Ella es linda no solo por su elegancia al vestir,
aunque no siga las reglas de un mundo superficial,
sino porque lucha.
Porque sabe que a ella no la tratan igual que a otros,
porque le molestan los privilegios de cualquier tipo,
porque no soporta la injusticia
y porque su espíritu la impulsa a la rebeldía.
Ella no sigue los parámetros de una sociedad
podrida de modelos inconcebibles,
de artificios deshumanizantes.
Ella ríe, ella baila y se hace escuchar.
Ella nunca pasa desapercibida,
no le importa el qué dirán.
Ella camina, ella marcha
y levanta sus brazos tan alto como su voz.
La mujer que me enamora no es ninguna princesa,
tampoco una guerrera.
¿Cómo podría yo encasillarla si se pasa el día rompiendo moldes?
Ella es como es, tan simple y compleja al mismo tiempo.
Esa chica es un universo con sus propias reglas,
un desborde del corazón,
un rayo de luz en medio de la penumbra.
La compañera de un viaje
en el que no importa tanto el destino
sino el camino.

Es virtud y defecto, belleza y caos, paz e intensidad. 

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